Creación de un ambiente propicio para el aprendizaje y desarrollo de todos los niños
Reggio Emilia hace referencia a que el ambiente es el tercer educador (Citando a Reggio Emilia, Tarr, 2004), lo cual hace referencia a la importancia de que la educadora construya el ambiente con una intencionalidad pedagógica, para que así este propicie diversos aprendizajes para los niños y niñas, como la independencia. Así mismo también es importante que este ambiente, además de intencionado, sea construido en conjunto, es decir que responda a las necesidades e interés de los niños y niñas, para que así pueda ser significativos para ellos.
Relación con el diagnostico
Se ha podido observar que la sala se encuentra ya ambientada antes de que los niños y niñas ingresen al colegio, a través de estrategias del proyecto AILEM, encontrándose en las paredes, tipos de Abecedarios, rectas numéricas, textos para la lectura compartida, un mueble con cuentos, lo cual responde a la intencionalidad de la educadora sobre la importancia de que estos materiales propicien los aprendizajes de los niños y niñas y a su vez su independencia, lo cual se puede observar claramente durante la jornada, en donde los niños y niñas hacen uso de estos recursos para ayudarse en sus experiencias a realizar.
Por otro lado se puede observar que además de estos recursos, en las murallas se van colocando los diversos trabajos que ellos van realizando, según los temas de la semana en que están, lo que responde a que la ambientación también sea significativa para ellos, ya que pueden ir reconociendo sus trabajos , comentarlos y valorarlos.
Relación con las Reflexiones Finales
Dentro de la planificación de la experiencia de “observar las semillas” se intencionó diversas estrategias que fomentarían una creación de un ambiente propicio para el aprendizaje, las cuales algunas pusieron ser llevadas a cabo durante la experiencia, mientras que otras no de la manera en que estaban planificadas. A continuación se hará un análisis de cada una de ellas.
Para comenzar se observa que se canta una canción en conjunto con los niños y niñas, la cual ellos tienen internalizada y saben que da inicio a una actividad, por lo que se deben sentar como se ha establecido que es adecuado y quedar en silencio para saber qué es lo que se va a realizar a
continuación. A través de esta estrategia se puede intencionar lo propuesto por Lavanchy, al establecer que los niños y niñas pueden predecir y anticipar comportamientos por parte de ellos (Lavanchy, 1993) lo cual es fundamental ya que ellos pueden autorregularse, teniendo conocimiento de qué es lo que se espera de ellos, de qué forma tienen que comportarse y qué es lo que viene a continuación, permitiendo así que el clima sea un clima seguro y conocido para todos, siendo un elemento esencial para la creación de un ambiente propicio para el aprendizaje. Esta estrategia intencionada en la planificación, si se logra en la experiencia misma, ya que es una canción conocida para los niños y niñas, en donde uno comienza a cantarla y todos la continúan y luego que termina se quedan en silencio para escuchar al adulto a cargo.
Una vez que los niños y niñas se han sentado en sus mesas y han guardado silencio, se les pregunta que es lo que hay en un lado de la sala con lo que se ha estado trabajando durante todo el mes, a lo que ellos contestan “las plantas”, dando así inicio a la experiencia misma. Esta pregunta tenía como fin que los niños y niñas pudieran relacionar lo que se realizaría a continuación con todo el trabajo que se había estado realizando a través de las semillas, experiencias propuestas por ellos mismos durante la conversación semanal, en donde 4 niños por semana mencionaban que es lo que les gustaría hacer en el colegio, llevándose a cabo la que la mayoría eligiera a través de una votación (proyecto de seminario), con lo cual se intenciona que las experiencias propuestas fueran experiencias significativas para ellos, ya que tienen contemplados sus intereses propuestos por ellos. Esto es fundamental, ya que como proponen Razmiic y Suzuki, al presentarles experiencias que tengan en cuenta sus intereses, estas serán más significativas, y por ende estarán más motivados e interesados en estas y tomaran parte activa en sus aprendizajes (Razmilic, Suzuki, 2008). Esto lo pude observar durante toda esta práctica profesional, en donde existía una gran diferencia en cómo se interesaban y motivaban con la experiencia cuando esta contemplaba sus intereses y propuestas a cuando eran experiencias descontextualizadas y no significativas, como en este caso, en donde los niños y niñas propusieron plantar un poroto luego de darse cuenta que en el patio crecía una planta y querer observar cómo se llevaba a cabo este proceso, por lo que cada vez que observábamos cómo estaban creciendo nuestras semillas (una vez por semana) ellos tomaban una actitud activa dentro de la experiencia. Es por esto que propongo que este también es un elemento que influye en la creación de un ambiente propicio para el aprendizaje, ya que si las experiencias tienen en cuenta los intereses de los niños y niñas, estas serán significativas para ellos, y por ende tendrán una mayor motivación e interés en esta, creándose así un mejor ambiente que promueva mayores aprendizajes.
Luego de que los niños y niñas observaran cómo iba el crecimiento de sus semillas, se les pidió que se fueran a sentar a la alfombra en tres filas, para así poder completar el afiche con el proceso del crecimiento de las semillas, lo cual tenía como fin, por un lado, que los niños y niñas estuvieran cerca del material que se completaría, en este caso el afiche, y del adulto a cargo, propiciando así que un clima de confianza, mientras que por otro lado, estén todos bien sentados, manteniendo un orden y por ende mayor concentración y mejor visualización, elementos esenciales para la creación de un ambiente que promueva aprendizajes, ya que permiten que los niños y niñas tengan una mejor disposición espacial que promueva concentración, cercanía y motivación (Baeza, Bischoffshausen, 2006). Cuando los niños y niñas estuvieron sentados en la alfombra se les invita a que se observen y vean si están sentados en tres filas y como indios (manera que se estipulo que se deberían sentar en el rincón de la lectura), intencionando que se autorregularan en el cómo deberían estar ubicados.
Posteriormente se les pide a tres niños y niñas, elegidos al azar, que comenten una norma necesaria para el momento del rincón de la lectura, con lo que se intenciono que sean ellos los que establezcan las normas, se autorregulen y tomen conciencia de las ventajas e inconvenientes de su complimiento (Peñafiel E. y Serrano, C., 2010). Este elemento influye de igual manera en la creación de un ambiente propicio para el aprendizaje, ya que permite que los niños y niñas sean activos en la creación de lo que se ha estipulado en conjunto es correcto comportarse.
Finalmente, dentro de los elementos que influyen en la creación de un ambiente propicio para el aprendizaje, se encuentra el tipo de relaciones que se dan dentro de toda la experiencia, ya como menciona Kontos y Wilcox-Herzog (1997) el impacto de las interacciones comprometidas y sensibles generan relaciones positivas, que puede verse reflejado en el desarrollo cognitivo, social, emocional y del lenguaje del niño. De esta forma, los educadores sensibles a las necesidades de los niños, y que se comprometen, estimulan y comunican verbalmente con ellos están favoreciendo el desarrollo más óptimo del lenguaje, social, afectivo y cognitivo.
Relación con el diagnostico
Se ha podido observar que la sala se encuentra ya ambientada antes de que los niños y niñas ingresen al colegio, a través de estrategias del proyecto AILEM, encontrándose en las paredes, tipos de Abecedarios, rectas numéricas, textos para la lectura compartida, un mueble con cuentos, lo cual responde a la intencionalidad de la educadora sobre la importancia de que estos materiales propicien los aprendizajes de los niños y niñas y a su vez su independencia, lo cual se puede observar claramente durante la jornada, en donde los niños y niñas hacen uso de estos recursos para ayudarse en sus experiencias a realizar.
Por otro lado se puede observar que además de estos recursos, en las murallas se van colocando los diversos trabajos que ellos van realizando, según los temas de la semana en que están, lo que responde a que la ambientación también sea significativa para ellos, ya que pueden ir reconociendo sus trabajos , comentarlos y valorarlos.
Relación con las Reflexiones Finales
Dentro de la planificación de la experiencia de “observar las semillas” se intencionó diversas estrategias que fomentarían una creación de un ambiente propicio para el aprendizaje, las cuales algunas pusieron ser llevadas a cabo durante la experiencia, mientras que otras no de la manera en que estaban planificadas. A continuación se hará un análisis de cada una de ellas.
Para comenzar se observa que se canta una canción en conjunto con los niños y niñas, la cual ellos tienen internalizada y saben que da inicio a una actividad, por lo que se deben sentar como se ha establecido que es adecuado y quedar en silencio para saber qué es lo que se va a realizar a
continuación. A través de esta estrategia se puede intencionar lo propuesto por Lavanchy, al establecer que los niños y niñas pueden predecir y anticipar comportamientos por parte de ellos (Lavanchy, 1993) lo cual es fundamental ya que ellos pueden autorregularse, teniendo conocimiento de qué es lo que se espera de ellos, de qué forma tienen que comportarse y qué es lo que viene a continuación, permitiendo así que el clima sea un clima seguro y conocido para todos, siendo un elemento esencial para la creación de un ambiente propicio para el aprendizaje. Esta estrategia intencionada en la planificación, si se logra en la experiencia misma, ya que es una canción conocida para los niños y niñas, en donde uno comienza a cantarla y todos la continúan y luego que termina se quedan en silencio para escuchar al adulto a cargo.
Una vez que los niños y niñas se han sentado en sus mesas y han guardado silencio, se les pregunta que es lo que hay en un lado de la sala con lo que se ha estado trabajando durante todo el mes, a lo que ellos contestan “las plantas”, dando así inicio a la experiencia misma. Esta pregunta tenía como fin que los niños y niñas pudieran relacionar lo que se realizaría a continuación con todo el trabajo que se había estado realizando a través de las semillas, experiencias propuestas por ellos mismos durante la conversación semanal, en donde 4 niños por semana mencionaban que es lo que les gustaría hacer en el colegio, llevándose a cabo la que la mayoría eligiera a través de una votación (proyecto de seminario), con lo cual se intenciona que las experiencias propuestas fueran experiencias significativas para ellos, ya que tienen contemplados sus intereses propuestos por ellos. Esto es fundamental, ya que como proponen Razmiic y Suzuki, al presentarles experiencias que tengan en cuenta sus intereses, estas serán más significativas, y por ende estarán más motivados e interesados en estas y tomaran parte activa en sus aprendizajes (Razmilic, Suzuki, 2008). Esto lo pude observar durante toda esta práctica profesional, en donde existía una gran diferencia en cómo se interesaban y motivaban con la experiencia cuando esta contemplaba sus intereses y propuestas a cuando eran experiencias descontextualizadas y no significativas, como en este caso, en donde los niños y niñas propusieron plantar un poroto luego de darse cuenta que en el patio crecía una planta y querer observar cómo se llevaba a cabo este proceso, por lo que cada vez que observábamos cómo estaban creciendo nuestras semillas (una vez por semana) ellos tomaban una actitud activa dentro de la experiencia. Es por esto que propongo que este también es un elemento que influye en la creación de un ambiente propicio para el aprendizaje, ya que si las experiencias tienen en cuenta los intereses de los niños y niñas, estas serán significativas para ellos, y por ende tendrán una mayor motivación e interés en esta, creándose así un mejor ambiente que promueva mayores aprendizajes.
Luego de que los niños y niñas observaran cómo iba el crecimiento de sus semillas, se les pidió que se fueran a sentar a la alfombra en tres filas, para así poder completar el afiche con el proceso del crecimiento de las semillas, lo cual tenía como fin, por un lado, que los niños y niñas estuvieran cerca del material que se completaría, en este caso el afiche, y del adulto a cargo, propiciando así que un clima de confianza, mientras que por otro lado, estén todos bien sentados, manteniendo un orden y por ende mayor concentración y mejor visualización, elementos esenciales para la creación de un ambiente que promueva aprendizajes, ya que permiten que los niños y niñas tengan una mejor disposición espacial que promueva concentración, cercanía y motivación (Baeza, Bischoffshausen, 2006). Cuando los niños y niñas estuvieron sentados en la alfombra se les invita a que se observen y vean si están sentados en tres filas y como indios (manera que se estipulo que se deberían sentar en el rincón de la lectura), intencionando que se autorregularan en el cómo deberían estar ubicados.
Posteriormente se les pide a tres niños y niñas, elegidos al azar, que comenten una norma necesaria para el momento del rincón de la lectura, con lo que se intenciono que sean ellos los que establezcan las normas, se autorregulen y tomen conciencia de las ventajas e inconvenientes de su complimiento (Peñafiel E. y Serrano, C., 2010). Este elemento influye de igual manera en la creación de un ambiente propicio para el aprendizaje, ya que permite que los niños y niñas sean activos en la creación de lo que se ha estipulado en conjunto es correcto comportarse.
Finalmente, dentro de los elementos que influyen en la creación de un ambiente propicio para el aprendizaje, se encuentra el tipo de relaciones que se dan dentro de toda la experiencia, ya como menciona Kontos y Wilcox-Herzog (1997) el impacto de las interacciones comprometidas y sensibles generan relaciones positivas, que puede verse reflejado en el desarrollo cognitivo, social, emocional y del lenguaje del niño. De esta forma, los educadores sensibles a las necesidades de los niños, y que se comprometen, estimulan y comunican verbalmente con ellos están favoreciendo el desarrollo más óptimo del lenguaje, social, afectivo y cognitivo.